Nadie como los apóstoles, tuvieron esa oportunidad de conocer a nuestro DIOS, pero aún ellos, que tuvieron esa gloria, no fueron capaces de reconocerle, sino que JESUS tuvo que enseñarles de diferentes maneras que realmente era el DIOS hecho carne y que solamente a través de EL lograríamos el perdón y la salvación eterna.
Porque a pesar de que JESUS ya los había llamado para tan noble e importante tarea como era predicar su palabra, y llevarla a todos los confines de la tierra, aún no tomaban de manera cierta y fehaciente su decisión de seguirle, aún continuaban con sus temores normales de hombre, y dejaban que éstos se interpusieran en la tarea de seguirle.
Al igual que los apóstoles, hoy en día somos muchos los que en un comienzo fuimos necios a escucharle y seguirle, o aún peor, a pesar de haber tomado esa decisión de andar bajo su manto, no aceptamos realmente que sea nuestra único camino y nuestra salvación, y no dejamos que realmente obre en nuestras vidas, dejamos que todo aquello que nos impedía seguirle continúe aflorando en nuestros corazones e impidiendo una entrega total a sus designios.
Pero JESUS nos dice, coge tu cruz y sigueme, y realmente qué nos quiere decir con ello, cuál es nuestra cruz, por qué nos manda a ello si lo que buscamos es dejarla atrás y seguirle a él, pues precisamente esa cruz de la que nos habla, son todos aquellos problemas que siempre nos han impedido acudir a su llamado, son todas aquellas adversidades que nos agobian en nuestras vidas, es ese orgullo, esa altivez, es ese factor económico que nos agobia, son esos problemas familiares que tenemos a diario, es nuestra adicción a las drogas, a la bebida, a los juegos de azar, es la agresión intrafamiliar, en fin, son innumerables las cruces que tenemos en nuestras vidas y son aquellas que nos pide JESUS que cojamos para seguirle a EL.
Pero antes de eso, antes de tomar esa cruz, nos pide que nos neguemos a nosotros mismos, y qué es ello, por qué nos pide tal cosa, qué nos quiere decir, pues que nos apartemos de esa vida en el hombre, que nos apartemos de nuestra condición humana, que todos esos problemas que son nuestro calvario diario los aceptemos de una vez por todas y no sigamos soportándola en nuestras fuerzas, sino que dejemos entrar a DIOS, y que le entreguemos esa carga para que nos la ayude a soportar, porque si bien nosotros no fuimos capaces de ayudarle a soportar esa pesada cruz que tuvo que cargar hasta el monte ccalvario, EL, dentro de su misericordia de la cual está lleno, nos dice que acudamos a EL con todo y carga, con todo y problemas, sin importar cuántas cruces llevemos a cuestas, nos dice que las tomemos y acudamos ante su presencia, que con todo y nuestros defectos, problemas y en fin con nuestra condición humana, nos acepta y nos ayudará a soportar toda esa situación que tanto nos agobía.
Es por ello que debemos aceptar nuestra cruz a cuesta y no seguirle haciendo el quite, sino que de una vez por todas la aceptemos, nos neguemos a esa condición humana, y luego de haber aceptado nuestros problemas, nuestras cargas, decidamos de una vez por todas seguirle a EL, porque como nos lo dice, es nuestro único camino, capaz de quitarnos todas esas cruces que llevamos a cuestas y que solos no seremos capaces de cargar.
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