Leía por ahí que el cielo prometido por JESÚS no es el que vemos azul, que nos da una paz y tranquilidad, sino que él se encuenra en su reino y por tanto no todos van a tener esa oportunidad de gozar de él.
JESÚS vino a nosotros, y no nosotros a él, para enseñarnos a amar, para decirnos cuánto nos habíamos equivocado en nuestro vivir, vino a decirle al pueblo de Israel cuánto se había equivocado, cuánto había deshonrado su nombre, el nombre de su PADRE, de cómo a pesar de ser escogido por DIOS, no lo había seguido conforme a su voluntad.
JESÚS vino a decirnos que nos arrepintiéramos que el reino de los cielos estaba cerca, y entonces el hombre en su egoísmo propio de él, siempre ha propendido por llegar a ese reino de los cielos, a esa vida eterna que nos ha sido prometida, y se le va la vida en la busqueda de ese reino, de querer verlo, de palparlo y se olvida de algo muy importante:
El reino de DIOS no se puede ver con nuestros ojos carnales, solamente se puede sentir, y es a través de nuestros ojos del ALMA es que podemos entender su reino, ser merecedores de él.
Hoy en día veo como el hombre deja de vivir para enfrascarse en esa lucha interna por ganarse el cielo, por ganarse la salvación, y deja de lado todo lo que le rodea en este mundo, considera al mundo como algo indigno y no bueno para nuestra vida; si así fuera, DIOS no nos hubiera mandado a esta tiera y de una vez por todas nos envía al reino que quiere para nosotros, pero no, incluso a su pueblo lo envío a Egipto para que allí, en la necesidad, en las dificultades, aprendiera a amarlo para que en la abundancia no fuera a olvidarse de donde lo había sacado; pero aun en el mundo, en ese Egipto, el pueblo de israel encontró cosas buenas, pues allí fue dirigido José como principe y el pueblo gozó de esa abundancia, allí Jacob fue a buscar alimento para su pueblo, entonces el mundo así como tiene cosas malas, tiene muchas cosas bellas, solamente debemos saber escoger y elegir que nos edifica y qué no, pero no juzgar que todas las cosas del mundo son malas.
Y una de ellas y es donde se basa el reino de JESÚS, es el amor, el que debemos profesarnos entre nosotros hermanos y en los que no nos consideran como tal, porque JESÚS fue claro al manifestar que a todo aquel que nos hace daño, a esa persona debemos profesarle más amor que a nuestro hermano, pues allí realmente está el cumplimiento de su voluntad.
Y si nos olvidamos de ello, que es tan del mundo, el amor, cómo vamos a pretender querer esa salvación que pregonamos, que buscamos, el reino de DIOS esta en nuestro interior y nosotros, los humanos, somos su pueblo, somos en quien EL reina, por tanto si no ves en tuvida que DIOS ha obrado, te ha dado paz, te ha dado amor, tienes otros ojos para ver las mismas cosas que antes veías y le dabas otro sentido, entonces te puedo decir que no gozas de la presencia de su espíritu, porque cuando estás lleno de él, de su espíritu, debes estar lleno de amor, porque no olvides, DIOS ES AMOR, y si estoy lleno de él, no puedo dejarlo para mi solo, debo demostrarlo, debo dar de ese amor.
El cielo que JESÚS nos promete es su presencia misma en cada uno de nosotros, no dejes que se escape tu vida anhelando algo de lo cual no tenemos certeza, esperamos la segunda venida material de JESÚS, no se si ocurra, pero si se que su segunda venida es espiritual y ocurre cuando le entregamos la nuestra a su servicio, y es allí, en ese momento, es que tocamos la puerta de ese reino prometido, un camino largo y difícil, pero en ti está que goces o no de él.
No dejes escapar la oportunidad de vivir bien en la tierra, de vivir conforme el amor que nos profesa JESÚS, lo otro, ya será algo a lo cual no tenemos acceso y es a DIOS a quien le corresponde juzgarnos.
0 comentarios:
Publicar un comentario