lunes, 30 de agosto de 2010

LA FE EN DIOS

En nuestra vida siempre hemos tenido apego a algo, cuando niños nuestros ojos estaban encaminados a los juguetes, en nuestra juventud cuando empezabamos a conocer el mundo y queríamos apartanos de nuestros padres, nos apegabamos a esas amistades de juventud que siempre nos aconsejaban mal, ya en nuestra madurez, el apego es a nuestro trabajo, a las cosas materiales que alcanzamos con el dinero, a nuestros hijos, en fin, siempre nuestros deseos se han encaminado al campo material, siempre hemos querido atesorar cosas, y nuestras plegarias se enrutan a que las bendiciones que Dios nos depare sean en pos de alcanzar esas metas que el mundo nos infunde como esenciales.

Estas situaciones le ocurren tanto a quien se encuentra en los caminos de Dios como al que no lo está, es decir, ninguno nos hallamos exentos de caer en esa debilidad, pero qué pasa cuando no alcazamos esa pretensión, cuando vemos que transcurre nuestra vida y las llamadas bendiciones que esperamos de Nuestro Creador no nos llegan; nos preguntamos si realmente Dios está escuchando nuestras oraciones, cuestionamos el hecho de que no esté atento a nuestro llamado, pero olvidamos y no vemos las bendiciones que a diario EL nos brinda, y por el contrario nos convertimos en un saco de suplicas y lamentaciones y no atacamos de frente la adversidad, y empezamos sin darnos cuenta a dar nuestro brazo a torcer y dejar que esas pequeñeces nos enceguezcan frente a la promesa grande que Dios nos ha dado, la vida eterna.

En Isaías Capítulo 53 versículo 6, Dios nos dice, "Todos nosotros nos descarríamos como ovejas, cada cual se apartó por su campo, más jehová cargó en EL el pecado de todos nosotros", Igual acontece con nosotros cuando creemos que Dios no está obrando en nuestras vidas, nos apartamos de su abrigo y empezamos a deambular nuevamente conforme a nuestra voluntad, olvidando que si acudimos a CRISTO y lo aceptamos en nuestro corazón fue por la gracia, por la fe de renacer en una nueva vida, una vida edificada en JESUS, y de igual forma olvidamoslass promesas que nos ha dado Dios,  o por qué creemos que ABRAHAM fue designado por DIOS como el patriarca de toda Israel, porque en el tiempo en que vivió en la tierra el hombre se encontraba en total desobediencia y contrario a ellos,ABRAHAM creyó en DIOS por la fe y por ella se le concedió la promesa dada por Nuestro Padre, tal como PABLOlo dice en Romanos Capítulo 4 versículo 13,  "Porque no por la ley fue dada a ABRAHAM o a su desendencia la promesa de que serían los herederos del mundo, sino por la justicia de la fe".

De la misma manera que actuó ABRAHAM en su fe en Dios como su único salvador y proveedor de todas las cosas, así debemos continuar nosotros en comunión con EL, y no dejar que esas "pequeñas cosas materiales" nos quiten la paz y quietud que hemos adquirido a través del Espíritu Santo, porque grandes son las bendiciones y promesas que tiene Dios para con nosotros para dejar que una nimiedad atente en nuestra contra y no nos deje ver la forma en que actúa Dios en nuestras vidas, y no reconozcamos que por la gracia de Dios todos los días tenemos nuestro alimento (espiritual y carnal), tenemos un techo en donde vivir, bien sea en casa propia o por el contrario nos brinda los ingresos necesarios para pagar el arriendo y proveernos así de nuestro techo, nos da vestidos finos, porque no necesitamos estar comprando a toda hora vestimenta para cubrirnos, y por el contrario, vemos que se conservan con el tiempo, igualmente nos brinda a diario esa tranquilidad espiritual que solamente EL nos puede proveer.

Y si Nuestro Señor se manifiesta en estas pequeñeces, si nos cumple su palabra en estas cosas, porque nos dejamos turbar la mente por situaciones que no se pueden comparar con los frutos postreros que nos tiene Dios para nosotros, por tanto querido hermano en Cristo te hago este llamado, para que si por algún motivo te encuentras disperso en tu rebaño, si te has apartado de Dios, si consideras que tu fe ha desvanecido, si consideras perdida la batalla con tus problemas, recuerda que Dios envió a su hijo para salvarnos, para cargarlo de nuestros pecados y para que A TRAVES DE LA FE, DE SU GRACIA, DE SU ESPIRITU SANTO, tuvieramos una nueva vida, llena del espíritu santo, a fin de prepararnos para la vida eterna que nos ha prometido, por eso te invito a no desfallecer y por el contrario a apegarte aún más a las promesas de Dios y aferrarte a su palabra como nuestro único camino de salvación, y via para que se colmen nuestras oraciones.

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