JESÚS desde el inicio de su evangelio, siempre estuvo enseñando a su pueblo, sacándolo de ese letargo, de esa oscuridad la que se encontraba, y uno de ellos fue el de demostrarnos que nosotros más que el pueblo de DIOS, somos sus hijos y por ende hermanos en espíritu.
En Mateo 6. 46-50, dice, "Mientras EL aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar. Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. Respondiendo EL al que le decía esto, dijo: Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?. Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana y madre".
Observemos como JESÚS nos habla claramente de la calidad de hijos que ostentamos nosotros, la cual nace con nosotros desde nuestra concepción, pero que se materializa cuando acogemos a DIOS en nuestros corazones, cuando decidimos someternos a su voluntad, cuando aceptamos que JESÚS fue su hijo en la tierra el cual vino a salvarnos y a redimir nuestros pecados.
Igualmente nos lleva a entender que por encima de la materia está lo espiritual, la materia somos nosotros, la carne, nuestros huesos, nuestros sentidos, y por ella tenemos una madre y un padre, los cuales nos concibieron carnalmente y nos dieron la vida material, pero nos dice que por encima de ella está la vida en DIOS, su padre, la cual es sobrenatural y por ende interior, espiritual, la que no es percibida por nuestros sentidos, sino que es sentida a través del alma, la que nos permite un estilo de vida diferente, una vida de amor y de gozo en la palabra de DIOS, la cual se trasluce en el amor que damos a nuestro prójimo.
Entonces cuando JESÚS pregunta quién es su madre o quiénes son sus hermanos carnales, no los está desconociendo, sino que nos está enseñando que debemos desligarnos de lo material en nuestras vidas, que ello es pasajero, las cosas materiales no son nuestro verdadero sentido de vida, sino una consecuencia de nuestra vida en JESÚS, y nos lo dice cuando manifiesta que todo aquel que hace la voluntad de su padre, DIOS, es su hermano, es su madre.
De sus palabras aprendemos que la vida espiritual en DIOS es nuestro sentido de vida, es el por qué nos encontramos en este mundo, es la razón de ser, y a través de ella no solamente le encontraremos sentido a nuestra vida, sino que adoptamos una nueva vida, la cual trasciende a través del espíritu santo, observando desde otra óptica las cosas que nos rodean, dándole credibilidad a la existencia de DIOS y reconociendo su obra en nosotros.
Entonces esa calidad de hermanos en CRISTO, es el reconocimiento de nuestro DIOS, de nuestro alfarero, de nuestro creador, y a través de ella glorificaremos no solamente su nombre, sino el de nuestros propios padres, porque realmente demostraremos que la vida de JESÚS no fue en balde, sino por el contrario fue el inicio del camino para que nosotros llegáramos a los caminos de DIOS y así continuar con la labor ministerial que fue dada por JESÚS a todos sus hermanos.
En Mateo 6. 46-50, dice, "Mientras EL aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar. Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. Respondiendo EL al que le decía esto, dijo: Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?. Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana y madre".
Observemos como JESÚS nos habla claramente de la calidad de hijos que ostentamos nosotros, la cual nace con nosotros desde nuestra concepción, pero que se materializa cuando acogemos a DIOS en nuestros corazones, cuando decidimos someternos a su voluntad, cuando aceptamos que JESÚS fue su hijo en la tierra el cual vino a salvarnos y a redimir nuestros pecados.
Igualmente nos lleva a entender que por encima de la materia está lo espiritual, la materia somos nosotros, la carne, nuestros huesos, nuestros sentidos, y por ella tenemos una madre y un padre, los cuales nos concibieron carnalmente y nos dieron la vida material, pero nos dice que por encima de ella está la vida en DIOS, su padre, la cual es sobrenatural y por ende interior, espiritual, la que no es percibida por nuestros sentidos, sino que es sentida a través del alma, la que nos permite un estilo de vida diferente, una vida de amor y de gozo en la palabra de DIOS, la cual se trasluce en el amor que damos a nuestro prójimo.
Entonces cuando JESÚS pregunta quién es su madre o quiénes son sus hermanos carnales, no los está desconociendo, sino que nos está enseñando que debemos desligarnos de lo material en nuestras vidas, que ello es pasajero, las cosas materiales no son nuestro verdadero sentido de vida, sino una consecuencia de nuestra vida en JESÚS, y nos lo dice cuando manifiesta que todo aquel que hace la voluntad de su padre, DIOS, es su hermano, es su madre.
De sus palabras aprendemos que la vida espiritual en DIOS es nuestro sentido de vida, es el por qué nos encontramos en este mundo, es la razón de ser, y a través de ella no solamente le encontraremos sentido a nuestra vida, sino que adoptamos una nueva vida, la cual trasciende a través del espíritu santo, observando desde otra óptica las cosas que nos rodean, dándole credibilidad a la existencia de DIOS y reconociendo su obra en nosotros.
Entonces esa calidad de hermanos en CRISTO, es el reconocimiento de nuestro DIOS, de nuestro alfarero, de nuestro creador, y a través de ella glorificaremos no solamente su nombre, sino el de nuestros propios padres, porque realmente demostraremos que la vida de JESÚS no fue en balde, sino por el contrario fue el inicio del camino para que nosotros llegáramos a los caminos de DIOS y así continuar con la labor ministerial que fue dada por JESÚS a todos sus hermanos.
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